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"Somos los obreros del mar, trabajamos con pico y pala pero debajo del agua"

Institucional

De la mano de Andrés Ribes nos adentramos en el desconocido mundo de los trabajos subacuáticos.

En la sección de Oficios de la revista Altea Náutica nº 10 nos adentramos en el desconocido mundo de los trabajos subacuáticos, una profesión que nada tiene que ver con nuestra idea idílica de buzos nadando entre peces de colores. De la mano de Andrés Ribes conoceremos la realidad de este apasionante oficio.

Descendiente de una familia vinculada a los oficios del mar, Andrés Ribes ha sabido abrirse camino en el competitivo mundo de los trabajos subacuáticos. Después de formarse y trabajar en el sector decidió montar su propia empresa, Algar Servicios, con la que ofrece mantenimiento a puertos y clubes náuticos.

 

¿Qué tipo de trabajos realizáis principalmente?

Nuestro trabajo es muy estacional. En verano trabajamos con las emergencias, en épocas de máxima afluencia en clubes náuticos y marinas es fácil que pueda suceder cualquier emergencia al atracar o al salir a navegar. También preparamos las embarcaciones para las regatas, pulimos las partes sumergidas (obra viva) para optimizar la navegabilidad. Pero sobre todo nos dedicamos a mantener lo que instalamos en primavera, como balizamiento de playas, plataformas lúdicas y apoyo y organización de eventos deportivos.  Una vez terminado el verano, cara a septiembre, ya empezamos con el mantenimiento de puertos y clubes náuticos, ya son más de 10 entidades, entre clubs y marinas, los que confían en nosotros para este servicio.

Esta labor es muy importante para preparar las instalaciones para la época de temporales. Nosotros somos el ojo de los usuarios del puerto bajo el agua. El usuario del puerto debe saber que sus puntos de amarre están bien revisados y en óptimas condiciones para mantener segura su embarcación.

 

También realizáis obras,  ¿cómo es una obra bajo el agua?

Trabajamos con un tipo de hormigón de fraguado rápido y herramientas adaptadas para operar bajo el agua. Por lo demás es como una obra fuera del agua, eso sí con la complicación de que hay menos comunicación, la visibilidad es muy reducida y el ambiente marino no es el más adecuado para el cuerpo humano.

 

¿A qué profundidad soléis trabajar?

Nosotros tenemos titulación para poder trabajar hasta 50 metros, pero normalmente en los puertos trabajamos de 6 a 25 metros. Hay titulaciones superiores en las que no se contempla un máximo de profundidad. Este es el caso del trabajo en las plataformas petrolíferas, en las que se puede bajar incluso hasta 120-130 metros.

 

¿El cuerpo humano está preparado para tanta profundidad?

Para hacer una descompresión a 120 metros se necesitaría demasiado tiempo y el cuerpo humano no esta preparado para soportar esta situación. La manera de trabajar es diferente, se trabaja a saturación, es decir, el buzo se mantienen presurizado durante un mes entero. Baja a trabajar a gran profundidad (entre 100- a 150 metros) y al terminar suben a una cámara hiperbárica que está situada a 30 metros de profundidad y continúan presurizados. Hacen vida dentro de esta cámara durante 2 días para luego volver a bajar, y así durante un mes.

 

¿Te has planteado trabajar en esto?

10 años de ese trabajo es como si trabajases 50 años en lo que nosotros hacemos. Ellos tienen mayor riesgo y en cada bajada se juegan la vida, el cuerpo sufre mucho, obviamente envejeces antes. Nunca me he plantado trabajar a saturación porque estimo mi vida y a los que me rodean.

 

¿Qué es lo que más y lo que menos te gusta de tu oficio?

Lo que más me gusta es estar con los compañeros, es un muy buen equipo profesional y humano, y lo bien que nos reciben allá donde trabajamos, tanto marineros como gerentes. Lo que menos, la dureza física del trabajo.  Terminamos con los hombros destrozados de mover tanto peso y con los oídos muy desgastados.

 

En un trabajo tan físico, ¿necesitáis cuidaros de alguna manera especial?

Deberíamos de cuidar la alimentación mas de lo que lo hacemos. Cada vez que venimos   a trabajar es como una jornada de deporte intensa. Ahora por ejemplo estamos revisando los amarres del puerto y tenemos que ir picando con una maza, mover cadenas de muchos metros o transportar una draga al hombro que pesa unos 12 kilos para ir quitando el fango del fondo, es como una aspiradora gigante.

 

¿Lleváis algún tipo de control médico?

Los buzos profesionales llevamos un seguimiento muy exhaustivo de nuestro potencial físico. Pasamos dos revisiones al año, una de nuestra privada de prevención, y otra que es a nivel de la seguridad social del mar.  Pasamos un examen médico para estar encima de un barco y luego un examen específico de buzo; placas de tórax, audiometrías, vista, analíticas. Ha habido casos que no la hemos podido pasar por un simple resfriado.

 

¿Cómo se encuentra el sector ahora mismo?

Las empresas grandes están arrinconando a las pequeñas promoviendo unas nuevas leyes estratosferitas que hace que nos tengamos que adaptar a un material desproporcionado al tipo de trabajo que hacemos. Tenemos la misma legislación para los buceadores que trabajamos aquí que para los que trabajan a 120 metros de profundidad.

 

¿Qué cambios se van a producir con esta nueva ley?

Ya no podremos bucear con botellas, tendremos que bucear con cascos y umbilicales, lo que se llama buceo semi-autónomo. Los buzos llevaran un casco con una manguera con tres tubos que nos proporcionan aire y comunicación desde superficie. Yo dispongo de mucho de este material pero tiene un coste elevadísimo, cada casco son 7000 euros, cada manguera vale 1000 euros, más un largo etcétera y sin contar con el mantenimiento diario que necesita todo el resto del equipo. Además al final todo esto encarecerá mucho los costes para los clubes náuticos y puertos.

 

¿Qué ventajas y que inconvenientes tiene este tipo de buceo en los trabajos que desempañáis vosotros?

La diferencia principal es que con el umbilical nunca se nos acabará el aire y tenemos comunicación con el exterior. A priori es un tipo de buceo más seguro, pero a la hora de trabajar en clubes náuticos y piscifactorías, lugares donde hay mucho cabo y mucha cadena, creo que puede ser más peligroso incluso. Pasamos por debajo de muchas cadenas y con las mangueras del umbilical nos podemos quedar enganchados, nos tendremos que adaptar a ello.

 

¿Realizáis labores medioambientales?

Colaboramos con el Club Náutico de Altea y otros clubes en sus limpiezas de calas y fondos. Este año vamos a hacer una limpieza exhaustiva de la zona del rincón del Albir. Allí siempre se ha fondeado sin fondeos instalados y hay muchas cadenas enganchadas, además la basura se acumula en estos rincones cuando sopla de levante o del este.

En marzo de este año hicimos junto a la Cofradía de Pescadores y el Club Náutico de Altea una limpieza de todo el muelle pesquero y el club náutico. Sacamos 12.000 kilos de basura contando con el hormigón, hierro que había depositado de los amarres viejos, carros de la compra, ruedas, defensa y artes de pesca.


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