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La naturaleza en Altea se toma un respiro

Quality and environmental

No todo son malas noticias en esta crisis, desde el servicio de medioambiente del Ayuntamiento de Altea han observado una clara mejora de la fauna y la flora del municipio tanto terrestre como acuática gracias al confinamiento de la población.

 


En Altea estos días reinaba el silencio, el sonido de los pájaros, los cielos nítidos y un mar tranquilo. ¿Es nuestra percepción o al entorno natural de Altea le ha venido muy bien este respiro que le hemos dado?

 

La crisis del Covid-19, una pandemia global sin precedentes, ha provocado una reducción radical del tráfico que se está traduciendo en una mejora de la calidad del aire. Según un informe de Ecologistas en Acción, los niveles de contaminación atmosférica por dióxido de nitrógeno (NO2), el contaminante típico emitido por los tubos de escape se ha reducido en un 55% respecto a los niveles habituales durante las primeras semanas de confinamiento en España.

 

La nacional N-332 apenas ha tenido tráfico estos días, hemos visto patos caminando a sus anchas por el Carrer la Mar, y la AP-7 ha dejado de emitir ese zumbido constante en nuestra localidad. Pero no sólo las emisiones de gases han permitido este breve resurgir de la naturaleza en Altea, la ausencia de la presencia humana en los ecosistemas naturales ha provocado un efecto que ya se nota en el corto plazo, tal y como afirma la Técnica de Medioambiente del Ayuntamiento de Altea, Ana González, “son muchas las especies de flora y fauna que se han visto favorecidas por el confinamiento de las personas, ha dado pie al silencio necesario y en el momento preciso, la primavera, para la cría y distribución de las especies propias de estos hábitats”.

 

El mar ha sido uno de los grandes beneficiados, todos hemos visto numerosos vídeos de delfines más cerca que nunca de la costa. Durante el Estado de Alarma el Servicio de Vigilancia Marina del Parque Natural de Serra Gelada y su entorno litoral ha continuado con su tarea de vigilancia y control del espacio marino protegido. Así lo ha indicado el edil de Medio Ambiente, Jose Orozco, “este Servicio hace un seguimiento de las poblaciones de delfines mulares dentro de las aguas del parque, identificándolos por la forma de sus aletas, para conocer cuál es el estado de su población”. La información recogida es enviada al Banco de Biodiversidad de la Conselleria de Medio Ambiente para su estudio.

 

Probablemente la disminución del ruido submarino por la falta de embarcaciones de recreo y de grandes dimensiones que está habiendo debido al confinamiento de estos días, es lo que ha provocado que los delfines se hayan dejado ver en mayor cantidad y más próximos a la línea de costa.

 

En tierra, el silencio, la calidad del aire y dejar crecer la vegetación libremente sin darle el uso público habitual ha multiplicado la floración de todas las especies silvestres y ha favorecido la expansión de la zona de nidificación y posterior cría de aves, especialmente las presentes en la zona húmeda catalogada de nuestro municipio.

 

De todo el maremágnum de beneficios naturales el que se ha llevado la palma ha sido el Chorlitejo chico, una especie de la que quedan apenas 3 parejas en Altea. Su zona de cría original se concentraba en las playas, pero debido a la presencia de personas se vieron obligados a desplazar su nidificación a la gravera y la depuradora de Altea. Actualmente el chorlitejo chico encuentra de nuevo la tranquilidad necesaria para nidificar en la zona de la desembocadura y en todo el litoral alteano, como es natural para los individuos de esta especie, no obstante se verá de nuevo perjudicado por la desescalada encontrándose desorientado con las crías en peligro al regreso de los transeúntes.

 

A todo esto hay que sumar el importante incremento de insectos polinizadores que se ven atraídos por la explosiva floración primaveral, que juegan un papel fundamental en los hábitats agrícolas y forestales del municipio. La ausencia de presencia humana en las zonas agrícolas próximas al río y de sus actividades como las quemas de poda, el uso de herramientas mecánicas y la aplicación de productos fitosanitarios, ha favorecido la presencia de abejas tan importantes en la polinización, en la producción de miel y en la ecología.

 

En la Sierra de Bernia se ha observado una dispersión del conejo de monte, del jabalí y de otras especies de fauna cinegética que se han desplazado fuera de su zona habitual, unas especies que aportan gran riqueza natural a nuestra sierra y a sus barrancos, pero que también en estos días han provocado mayores daños en cultivos destinados a productos de primera necesidad que todavía mantienen su tradición en las zonas más altas, como almendros u olivos.

 

Las opciones reales de que tras esta tragedia emerja un mundo más sano y limpio no dependerá del impacto a corto plazo del Coronavirus, sino de las decisiones a largo plazo que se adopten para no repetir el modelo que nos ha traído hasta aquí. Apenas dos meses de confinamiento y la naturaleza ha conseguido recuperar terreno perdido,  sería increíble ver todo lo que podría hacer si esto se pudiese mantener en el tiempo.  Ahora nos toca pensar en el día a día, en lo local, responsabilizarnos y preguntarnos ¿qué podemos hacer en nuestra localidad, en Altea, cuando volvamos?


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