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¿Qué vale nuestro Club?

Institucional

Todo necio confunde valor y precio” (Antonio Machado)

Un artículo de Alberto Gaforio, Vicepresidente segundo del Club Náutico de Altea

Una de las grandes equivocaciones supone confundir precio con valor. El primero representa algo tangible, expresión monetaria de un producto o servicio que inicialmente es el mismo para todos. El valor, sin embargo, es algo personal, que basamos en los atributos subjetivos del bien en cuestión, y por tanto algo subyacente en la mente de cada uno. El valor tiene que ver con lo que nos aporta algo no solo en términos de utilidad (teoría clásica de Adam Smith), sino también en términos de felicidad o placer (utilitaristas de Stuart Mills).

 

Para nosotros, la utilidad de un velero es muy alta, porque estarán conmigo, que no hay nada más necesario e imprescindible que poder navegar, porque por encima de todo produce felicidad. Para cualquier otra persona que no le guste la mar o se maree, a un barco no le dará ningún valor y su precio sea cual sea, le resultará muy alto, con independencia de su poder adquisitivo.

 

Por ello, las estrategias de marketing buscan la creación de ese valor intangible que se ancle en la mente del consumidor, y el precio represente un atributo lo más accesorio posible.

 

¿Y a santo de qué les cuento todo esto?. Porque si no entendemos esos atributos que rodean a nuestro Club Náutico, en términos de responsabilidad social y sostenibilidad, entendida éstas como fuente de utilidad social y deportiva, riqueza económica dentro de su entorno y contexto local, y ejemplo de buena gestión en la vertiente medioambiental, no podremos entender cual ha sido la lucha que hemos venido manteniendo con la Administración en los últimos años en defensa de lo que consideramos justo.

 

Desgraciadamente, la Administración, tan solo está interesada en el precio de la cosa. Básicamente, valemos lo mismo que los m2 de cualquier local comercial o instalación del entorno con los mismos usos, como único criterio para fijar la contraprestación que debemos pagar en forma de tasa o canon, que representa el fin último a cumplir, tratando de maximizarlo a toda costa, sin atender, entender ni valorar que carajo hacemos, y sobre todo como lo hacemos. En términos financieros, para la Administración somos una simple Unidad Generadora de Efectivo, que destina una serie de activos a un fin determinado: capacidad de pago de la tasa.

 

Tratando de ser sucinto, y prescindiendo de tecnicismos jurídicos, fechas y presentando las cifras en números redondos, el relato de los hechos en los últimos años ha sido el siguiente.

 

La administración nos tasó en enero 2014 en 5.793.000€, que aplicando el 5% de repercusión fija (ver numerología), resultaba un canon anual de 290.000€ (más el impuesto del “valor” añadido). Miren por donde, en Junio 2014 se publica la Ley de Puertos de la Generalitat, donde mejoraba en algo los criterios para asegurar la renovación de las concesiones de los Clubes Náuticos. Por supuesto, aunque seguíamos en prórroga, se nos pretendía aplicar este nuevo canon que suponía abocar al Club a no poder desarrollar su función deportiva, a subir cuotas significativamente, o ambas. Es decir, tratando de aplicar lo malo cuanto antes, y ya veremos que hay de lo bueno. Ante esto, el Club presentó un recurso administrativo evidenciando las carencias y errores de esta tasación y, por ello, la Administración tuvo que volver a retasarnos en 2017, valorándolo esta vez en 4.124.000€. Aunque rebaja un 29% el valor de su primera tasación, representaba el valor más alto del resto de los 15 Clubes analizados. Por tomar algún ejemplo representativo con superficies similares, suponía un 25% más que el CN Moraira, o un 51% más que el CN Torrevieja, Fruto de esta nueva valoración, el canon resultante era de 206.000€.

 

Me gustaría resaltar que los criterios de valoración de la mencionada Ley, son puramente de mercado, sumando m2 de terrenos y aguas del puerto y el valor de reposición de nuestro edificio más unas instalaciones obsoletas que habrá que “reponer” con la nueva concesión.

 

Permitan que me pare un momento en analizar el origen de la diferencia entre la última tasación de la Administración y la encargada por nosotros. El Valor Total = (Valor/m2 Agua Interior x M2 Agua Interior) + (Valor/m2 Tierra x M2 Tierra). Pues bien, el Valor Unitario de Agua para el CN Altea, resulta ser un 81% más cara que el CN Torrevieja, o un 115% superior que el CN Moraira. Me pregunto, si en Altea tenemos los barcos sobre el mismo agua de mar que el resto de Clubes, o su composición salina hace que resulte un agua exclusiva, ¡para embotellarla!.

 

Con estos criterios, no les quepa ninguna duda que sería más rentable tener una marina seca con un centro comercial, o lo que es lo mismo, un parking de barcos y dedicarse a arrendar locales comerciales.

 

Pasaremos por alto, el pequeño error que en ésta última tasación administrativa no se tuvo la deferencia de considerar el coste de desecar previamente los m2 de agua para efectuar correctamente la comparativa con otros locales o instalaciones del entorno cercano y para los mismos usos, inexistentes, dicho sea de paso.

 

Este pequeño desliz, se sumó a otros errores que han motivado nuestra nueva valoración en forma de informe pericial, que concluye que el valor del Club asciende a 3.165.000€, reduciendo así aún más la última valoración administrativa en un 23%, con un canon teórico final de 158.250€, considerado más adecuado a nuestro tipo de instalación náutica y acorde a los valores del resto de clubes náuticos de la Comunitat Valenciana.

 

Recalcar, que cualquier desviación con el canon que consideramos justo, hay que multiplicarlo por 25 estimando que sea la duración del nuevo periodo concesional. Por tanto, una diferencia como la última planteada, supondría 800.000€ a 25 años. Que cada uno reflexione que podemos hacer en el Club con esta cantidad. ¿Que les parecería una Piscina Cubierta con Spa?

 

La Administración va a seguir aplicando criterios economicistas sin querer contemplar el verdadero valor del Club en términos de su objeto social, trayectoria y buena gestión, en definitiva, todos aquellos aspectos que son los que verdaderamente importan. Estos últimos, podrían ser introducidos en la ecuación mediante créditos o bonificaciones que contemplaran dichos intangibles. Lamentablemente, jugamos con un reglamento y en un campo tan embarrado que ha impedido discutir en otros términos.

 

Aún así, seguiremos enfatizando que No distribuimos más beneficio que el que puedan encontrar los niños y niñas que aprenden a navegar y regatear en nuestra escuela de vela, ni capitalizamos más recursos en favor de nuestros socios, que el que podemos invertir en buenas prácticas medioambientales.

 

Decía el economista austríaco Tomas Sedlaec: “cuando a un organismo vivo se le arranca el alma, lo que queda es un zombi”. Así son los criterios de valoración que sirven para fijar el precio del Club, tratándolo como a un muerto viviente.

 

Con todo este escenario y criterios expuestos, continuaremos en la defensa del mejor precio posible, el más justo. Sin errores ni omisiones, hasta el final, aunque ello suponga dejar atrás el verdadero valor de nuestro Club, su alma.