Cuando salimos a navegar en aguas de la Comunidad Valenciana es relativamente fácil encontrar tortugas marinas y cetáceos, conoce las formas de evitar las colisiones y de actuar.

Patricia Gozalbes y Jesús Tomás. Unidad de Zoología Marina.Institut Cavanilles de Biodiversitat i Biologia Evolutiva. Universitat de València.

En los muestreos que realizamos (Universitat de València y Conselleria de Agricultura, Medio Ambiente, Cambio Climático y Desarrollo Rural) hemos observado tortugas bobas (Caretta caretta) a cualquier distancia de costa y hemos contabilizado hasta 8 especies diferentes de cetáceos. La especie más costera y fácil de observar es el delfín mular (Tursiops truncatus), un delfín grande de unos 3 metros de longitud.

En épocas de paso, especialmente en los meses de primavera, también podremos observar en determinados puntos cerca de costa, especialmente en la Marina Alta, al rorcual común (Balaenoptera physalus), la segunda ballena más grande del planeta. Las demás especies de cetáceos suelen estar en aguas más profundas, siendo el delfín listado (Stenella coeruleoalba) la especie más abundante en nuestras aguas. Hemos observado también calderones grises, calderones comunes, delfín común, zifios y cachalotes. Estas son las especies habituales, pero hasta otras tres especies de cetáceos han sido detectadas de manera esporádica en nuestras aguas y costas.

En la Unidad de Zoología Marina de la Universidad de Valencia llevamos a cabo las necropsias de estos animales que aparecen varados en las playas, con el fin de intentar determinar la causa de muerte y realizar diferentes estudios para avanzar en el conocimiento de su biología y de las diferentes amenazas que sufren. Los varamientos de mamíferos marinos y tortugas ocurren de forma natural. Estos animales son trasladados pasivamente hacia la orilla por las corrientes y la acción del viento tras muerte por enfermedad o envejecimiento. Sin embargo, en algunas ocasiones, las actividades humanas como la contaminación (química, acústica, etc.) o la captura accidental o deliberada por pesquerías son los responsables de los varamientos de mamíferos marinos. También la colisión con embarcaciones puede dar lugar a la muerte y/o varamiento de estos animales.

Los animales varados, una fuente de información fundamental

Debido a la dificultad de estudiarlos en su medio natural, a veces la única información sobre estas especies se extrae de los animales varados. En 1990, a raíz de una mortandad masiva de delfines listados provocada por un virus, en la que aparecieron varados en las costas valencianas cientos de individuos, la Conselleria de la Generalitat Valenciana, en colaboración con la Universitat de València, creó la “Red de atención a varamientos de cetáceos y tortugas marinas de la Comunidad Valenciana”.  

Activación del protocolo de varamientos

El primer paso para que se active este protocolo es cuando una persona se encuentra con un animal varado o flotando herido en el agua y llama al 112. La Unidad de Zoología Marina de la Universitat de València coordina, a través del centro de emergencias de la Generalitat Valenciana, las actividades de recogida de cetáceos y tortugas marinas varados en nuestras costas, la gestión y almacenamiento de datos, y las actuaciones necesarias para la retirada de los ejemplares varados de las playas, así como su tratamiento según el estado de cada ejemplar. La gestión de las actuaciones sobre los varamientos de animales vivos se realiza en coordinación con los tres Centros de Recuperación de Fauna de la Conselleria y con el centro de recuperación de tortugas marinas ARCA del Mar, situado en el Oceanogràfic de Valencia. Los animales varados muertos que se encuentran en buenas condiciones son trasladados a las instalaciones del ICBiBE de la Universitat de València para su necropsia en un laboratorio adaptado específicamente para esta actividad.

Colisión con embarcaciones

En algunas ocasiones la causa de varamiento o muerte de estos animales es la colisión con embarcaciones. Esta causa es bastante frecuente en cachalotes, que después de bajar a mucha profundidad, en busca de los calamares de los que se alimenta, tiene que hiperventilar en la superficie por varios minutos, y es en estos momentos cuando puede ser arrollado por un ferry rápido u otras embarcaciones de gran calado. Hemos encontrado también aletas dorsales y costados de delfines seccionados, así como caparazones de tortugas destrozados, seguramente por hélices de embarcaciones deportivas que en algunas ocasiones fueron la causa de su muerte.

La importancia de aproximarse correctamente

Esto es muy difícil que ocurra si llevamos a cabo una adecuada y respetuosa aproximación a los animales avistados.  Existen numerosos estudios que demuestran además que los cetáceos y tortugas modifican su comportamiento debido al trasiego de embarcaciones y a la persecución a la que se los somete en ocasiones. Las aproximaciones a cetáceos están reguladas por un decreto del Ministerio (REAL DECRETO 1727/2007, de 21 de diciembre, por el que se establecen medidas de protección de los cetáceos). Estas medidas especifican el modo de aproximación a los animales que las embarcaciones deben adoptar una vez avistados, aunque está claro que cuanto menos nos acerquemos más respetuosos seremos.

El caso especial de los delfines

En el caso de los delfines, son éstos los que en muchas ocasiones se nos acercarán a las embarcaciones para curiosear y aprovechar las corrientes generadas por el barco. Cuando esto ocurra, deberemos apagar el sónar del barco y no modificar ni la velocidad ni el rumbo del barco. En el caso de que los animales no se nos acerquen, como ya hemos comentado anteriormente, deberíamos intentar ser lo más respetuosos posibles y si nos tenemos que acercar, lo haremos siempre a una velocidad constante de 4 nudos (los cambios de velocidad les producen mucho estrés). Nunca deberemos aproximarnos nunca de frente, por detrás o perpendicularmente a su trayectoria, manteniendo la navegación en una trayectoria paralela al cetáceo o grupo de cetáceos observado. Nunca debemos acercarnos a menos de 60 metros del animal y mantener el sónar del barco apagado mientras dure el avistamiento (los cetáceos utilizan el mismo tipo de sonido que el sónar y puede llegar a molestarles).

Tortugas marinas

Si el animal aparece de improviso a menos de 60 metros, se pondrá el motor en punto muerto o desembragado. Es relativamente frecuente observar a estos reptiles marinos en superficie después de sus inmersiones. En superficie, las tortugas están poco activas, puesto que como reptiles deben permanecer soleándose para mantener su temperatura corporal, y normalmente no parecerán reaccionar cuando nos acerquemos. Es por ello que muchas veces se recogen animales en buen estado de salud al pensar que, por este comportamiento natural en superficie, las tortugas presentan algún problema de salud. 

Cómo actuar en caso de accidente

Aun realizando las aproximaciones adecuadas, los accidentes pueden ocurrir. En el caso de una tortuga herida, se subirá a la embarcación y se activará el protocolo de recogida llamando al 112 para su traslado a los centros de recuperación de fauna y a los cuidados veterinarios del personal del Oceanogràfic de Valencia. En la embarcación, la tortuga se mantendrá a la sombra, siempre en posición natural (nunca volteada) y, a ser posible, sobre un plano inclinado, con la cabeza en posición más baja que la parte posterior para evitar ahogamientos. En el caso de cetáceos heridos, se cogerá la posición geográfica con el GPS y se avisará al 112 para que active el protocolo de recogida (en su caso) del ejemplar. Es también interesante recoger información de los animales que encontremos, número, especie y posición geográfica, tanto vivos como muertos; ya que toda la información será útil para conocer el estado real de estas especies y poder establecer las medidas de conservación pertinentes.